jueves, 17 de julio de 2008

El Caballero de Negro...

Con la avanzada invernal se me dio por dejarme arrebatar por esos arpegios de ensueño que el Ritchie sabe elaborar con tanto oficio. Asi que entre la sensualidad y simpleza con la que su señora esposa Candice nos transporta al maravilloso renacimiento sajon y esos deliciosos stacatos pletoricos de melancolica belleza los invito a soñar con tiempos no vividos, quiza jamas existentes, pero anhelados al fin.

Desde hace algo mas de diez años el mayor guitarrista de la historia post hendrix se encuentra retirado del rock y retraido en un proyecto de musica medieval y renacentista en una singular dupla con su consorte. Este es uno de sus ultimos trabajos, quiza demaciado navideño para mi gusto, pero que con algo de pompa y mucho de desenfado, nos vuelve a musitar al oido los encantos de otros tiempos, mas proximos a la cencilleza de la celebracion comunal que al dramatismo epico con el que los actuales medievalistas nordicos nos pretenden enfrentar.

Candice se supera a si misma en esta version del tradicional folk Wish you we here, con una frescura interpretativa aucente en la version del primer disco hace ya diez años, a la par que el dueto con Ritcie enfundado nuevamente en esa Fender que tan maravillosamente hacen sonar sus dedos lo deja a uno sin palabras para definir estos pasajes llenos de hermosa melancolia invernal.

Si, este invierno talvez no ha sido tan crudo, aunque el clima externo (al igual que el tiempo cronologico) no siempre se condicen con los del corazon. Por eso preparemos nuestras palmas y panderos y a pesar de nuestra diurna declamacion de fe, vallamos arrimandonos al pagano fuego al que le ofrendaremos esta modesta celebracion aguardando el proximo equinocio, donde el ciclo de la vida que todo lo consume y todo lo regenera, nos vuelva a obsequiar con un año fertil y generoso...

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domingo, 6 de julio de 2008

Una para alquilar...


Un tardío e interesantisimo hallazgo esta película mexicana del 2005.

Contra toda la histeria fushion del cine independiente europeo, con ritmo de videoclip y la inserción de infografias aéreas y recursos videojueguisticos que lo expulsan a uno de la diegesis; este relato se deja desmarejar desde un descomunal cuidado por la fotografía. Onírico blanco y negro esculpe en el celuloide esos rostros desgarrados de etnias testimoniales del campesinado mexicano. Rictus forjados a tiempo y desolación como los de un Carpani, a través de los que Francisco Vargas Quevedo, su joven director, se propuso para esta producción, retomar elementos de la tradición oral popular para condimentar una fabula atemporal en medio de la insurgencia campesina y la denuncia de la mas sanguinaria e inhumana persecución, que se deja testimoniar desde el shock de la primer escena.

También hay un interesante labor de reparto. Hay contrastes entre niños y ancianos, y entre actores y no-actores como Ángel Tavira que encarna nada menos que a Don Plutarco, principal protagonista.

Una ficcion testimonial de la persecución a los movimientos insurgentes, en medio de la cual un capitán del ejercito con frustrada vocación artística comenzara a entablar una perversa relación con Don Plutarco a quien chantajeara para que le de clases de violín. Hasta que punto esta relación sera sostenible por el viejo campesino empeñado en rescatar a su familia de la tortura y el cautiverio de los militares, es el nudo argumental de este maravilloso relato.