
OPINIONES
MARIA LA SIRVIENTA
GOTÁN
La vida tiene cosas copadas y aca van algunas...
Ya en algún otro lugar he hablado de la clausura que la modernidad impone a la posibilidad de una proheza épica. Así la aventura parece solo reservada a los héroes de la ficción, mientras que para los mortales la cotidianeidad solo reserva el amor como lugar que encapsula la posibilidad de la puesta en riesgo, resstringiendola a la esfera de lo privado...
Domestico, la maravillosa historia que Sebastián de Caro (Si el de montaña rusa!) guiono para la línea Nueva historieta argentina que DOMUS esta llevando adelante con tanta dignidad, trata justamente de eso.
Domestico es la historia de un estudiante de psicología de la U.B.A. totalmente looser que tratara de convertirse en superhéroe por un único y sublime motivo: Conquistar un viejo amor.
Una historia rica en su despliegue de situaciones cotidianas y ambientes intimistas que seducen desde la inocencia y la crueldad de un mundo que no sabe ya de heroísmos ni sueños de la infancia. Si alguna vez te sentiste Batman mientras caminabas por los tejados del barrio para dejar una carta en la ventana de tu novia, esta es una novela grafica que no podes perderte.
Acida a veces, pero en todo momento encantadora, este comic que todavía se puede encontrar en algunos quioscos hace gala de un tratamiento grafico a cargo de Diego Greco ameno y dinámico, como puesta en escena de una historia mas que recomendable.
Vale todos y cada uno de los 15 mangos que cuesta y les diría que es otra muestra de la gran cantidad de producciones nacionales de altísima calidad para las cuales no parece haber aun un mercado que vehiculice tanto talento.
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A casi diez años de su desaparición fisica, la poetisa Olga Orozco es un nombre apreciado y tenido muy en cuenta en los círculos literarios. Sus textos han sido traducidos al francés, inglés, italiano, alemán, rumano, indio, portugués y japonés.
A menudo se suele incluirla en la generacion del cuarenta o neorromentica, junto a sus amigos Norah Lange y Oliberio Girondo, o bien tildarsela de surrealista y precursora de Pizarnik, a lo que ella repondrá "Yo me siento afín a ellos (los surrealistas) en cuanto a la actitud frente a la vida, a la fe en la justicia y en la libertad, al valor de los elementos oníricos y subconscientes, a la existencia de otras realidades. Sin embargo, nunca practiqué la escritura automática, esencial para la escritura surrealista"
Orozco hizoo suyo "ese proverbio español que dice: 'boca que besa no canta', entonces mi poesía lo que canta es la boca que deja de besar. Claro que canta llorando", y añade: "la felicidad se cumple por sí misma, da un estado de plenitud que casi nonecesita expresarse de otra manera que viviendo".
Escribir poesía fue para ella "una forma de interrogar a Dios", y de los poetas a dicho "Somos además transgresores. No aceptamos las leyes de causa y efecto, la sucesión lineal del tiempo, el disponer de un solo yo, de un solo aquí y de un solo ahora. Alteramos además la organización razonable, porque nuestro orden de valores no es el de la generalidad, porque atesoramos palabras inválidas en lugar de monedas de oro y exploramos y sembramos en terrenos que no son de este mundo".
Bastara para esta entrada un texto, de Eclipses y fulgores
NO HAY PUERTAS
Con arenas ardientes que labran una cifra de fuego sobre el tiempo,
con una ley salvaje de animales que acechan el peligro desde su madriguera,
con el vértigo de mirar hacia arriba,
con tu amor que se enciende de pronto como una lámpara en medio de la noche,
con pequeños fragmentos de un mundo consagrado para la idolatría,
con la dulzura de dormir con toda tu piel cubriendo el costado del miedo,
a la sombra del ocio que abría tiernamente un abanico de praderas celestes,
hiciste día a día la soledad que tengo.
Mi soledad está hecha de ti.
Lleva tu nombre en su versión de piedra,
en un silencio tenso donde pueden sonar todas las melodías del infierno;
camina junto a mí con tu paso vacío,
y tiene, como tú, esa mirada de mirar que me voy más lejos cada vez,
hasta un fulgor de ayer que se disuelve en lágrimas, en nunca.
La dejaste a mis puertas como quien abandona la heredera de un reino
____________________[del que nadie sale y al que jamás se vuelve.
Y creció por sí sola,
alimentándose con esas hierbas que crecen en los bordes del recuerdo
y que en las noches de tormenta producen espejismos misteriosos,
escenas con que las fiebres alimentan sus mejores hogueras:
La he visto así poblar las alamedas con los enmascarados que inmolan el amor
-personajes de un mármol invencible, ciego y absorto como la distancia-,
o desplegar en medio de una sala esa lluvia que cae junto al mar,
lejos, en otra parte,
donde estarás llenando el cuenco de unos años con un agua de olvido.
Algunas veces sopla sobre mí con el viento del sur
un canto huracanado que se quiebra de pronto en un gemido
en la garganta rota de la dicha,
o trata de borrar con un trozo de esperanza raída
ese adiós que escribiste con sangre de mis sueños en todos los cristales
para que hiera todo cuanto miro.
Mi soledad es todo cuanto tengo de ti.
Aúlla con tu voz en todos los rincones.
Cuando la nombro con tu nombre
crece como una llaga en las tinieblas.
Y un atardecer levantó frente a mí
esa copa del cielo que tenía un color de álamos mojados
y en la que hemos bebido el vino de eternidad de cada día,
y la rompió sin saber, para abrirse las venas,
para que tú nacieras como un dios de su espléndido duelo.
Y no pudo morir
y su mirada era la de una loca.
Entonces se abrió un muro
y entraste en ese cuarto con una habitación que no tiene salidas
y en la que estás sentado, contemplándome, en otra soledad
semejante a mi vida.
LA COMUNIDÁ DEL ANILLO
Capítulo 1
El anillo hacía invisible Se paró el homenajeao Oculto en la brujería Le esplicó al amigo Gandalf | ||
Dejaba al sobrino todo lo que había en el aujero: la guitarra, el apero, la bombacha de faena, mucha yerba de la güena, pañuelo y hasta un sombrero. "¿Y el anillo?", dijo el mago. Medio haciendosé el pollito El de la barba, enojao, | ||
Avergonzao por el grito, Bilbo agachó la cabeza y contestó con tristeza: "Tenés razón, che, lo dejo", y haciendolé caso al viejo lo puso arriba e' la mesa. Le habría gustao tener tiempo Relojeó el mago el anillo Gandalf dijo la verdá: | ||
Lo desembuchó con bronca al entripao el muchacho, y puso el grito: "¡Caracho! ¡Con lo que yo lo quería!". Pero llorar no podía porque no es cosa de machos. Señalandolé la mesa Y se fue el mago en el sulky "¡La pucha!" lo largó al grito Continuará... |
Motivo por el cual lo suprimí de allí y me permití reproducirlo en esta misma entrada de manera unilateral e inconsulta, como esta tan en boga en la política internacional estos días. Al fin y al cabo Ms Tonks ya me ha citado en su propio blog sin ponerme sobre aviso y como de todas formas aquí bancamos el copyleft… (aunque suene terriblemente progre, asi es) los dejo con las palabras de la dama que seguramente nos pueden llagar a proporcionar un lindo motivo de blogueo:
Mas allá de la buena predisposición a la que el contacto alimenta, la verdad es que los 5 temas que componen su demo son verdaderas joyitas que auguran una interesantísima futura producción.
En la pasada década, quizá como reacción espontánea a la globalización, que el modo capitalista de producción impuso bajo un curioso discurso que terminaba postulando algo así como un generoso derrame de comunicatividad desde el centro hacia las periferias, gran cantidad de artistas comenzaron a revitalizar su propio acerbo cultural ahondando en sus raíces étnicas. Así, en el caso del metal por ejemplo, surgieron bandas como Skyclad que de su curioso “Trash con violines” paso a una imaginativa propuesta de rock celta; los death metaleros Amorphis con sus incursiones en el folck fines, Orphanage Land y su ecumenismo medioriental o los brasileros de Angra que con Holly land inauguraron un fructífero recorrido por el power metal con inserciones de ritmaos y melodías latinoamericanos, por no citar a toda la movida noruega con sus berretines vickingos.
En esa dirección van los Arraigo, pero no tocando metal con folklore europeo como ridículamente interpretan la experimentación nuestros colonizados de vanguardia. Lo particular de la propuesta es la experimentación de metal entreverado con zamba y tango. Sabemos que el metal argento siempre reconoció una filiación, mas bien discursiva, con el folclore. Pero que en términos estéticos rara vez llego a consolidarse de modo mas o menos logrado. En este caso la apuesta es ambiciosa y los resultados mas que auspiciosos. La banda va de lo acústico a pura viola y bombo leguero (aunque para ser sinceros no son los pasajes que predominan) a los desatados riffs que sobre una trepidante batería doble bombo, tampoco se pierden de tanguear en sus fraseos.
Una de las apuestas mas interesantes es la del tratamiento vocal, que desde un registro barítono, tan escaso en el metal de cuño mas experimental, puede gambetear tanto los momentos acústicos en la vena bien folklórica como los mas roqueros apenas carraspeando la vos cuando la expresividad del pasaje lo requiere y sin dejar de tener matices a través de toda la performance.
Mención aparte para las letras. Poesía de una notable densidad lírica que apelando a un lenguaje con “rusticismos” a medio camino entre camperos y de arrabal agrega una cuota de vuelo y epicidad que los hace sortear airosamente los lugares comunes del denuncismo social propios del genero. De este modo combinan deliciosamente emotivas declamaciones, historias de perdedores y crudos retratos sociales, que no se pueden cantar sin apretar los dientes.
A bajarlo que es un demo, pero a no dejar de asistir a sus presentaciones o COMPRAR su C.D. que son una banda nacional!!!
Alan Moore (1953) es un britanico quemado afecto al chamanismo y a Grateful Dead que durante los 80s ingreso a las paginas mas memorables del 9º arte norteamericano fundamentalmente con sus trabajos para DC comic.
En su juventud punk en Inglaterra escribió para el celebre magazine
Pero como anticipábamos antes, sin duda su labor en el relanzamiento de Swamp Thing, en cuyas paginas creara el personaje John Constantine (motivo de película mas o menos reciente), y remozara todo el concepto del personaje de
Esta serie es lanzada paralelamente a Watchmen, para muchísimos críticos, definitivamente EL comic de los 80s y la mejor historia de superhéroes de todos los tiempos.
También pueden sumarse a sus pergaminos el conmovedor origen que relata de un siniestro personaje como el Guasón, en Batman, the killing jocke que hace que te den ganas de sentarte a compartir unas birras y bancarlo en la desgracia al pobre payaso delincuente.
Sin embargo será la vergonzante política de derechos de autor que los monstruos editoriales poseen lo que lo hasta alejarse de DC para intentar su experiencia en sellos independientes. Así el genio de Moore se despacho como free lance creando joyitas como Fromm Hell para la revista Taboo ( de la cual Johnny Deep protagoniza una adaptación casi decente), en donde despliega su artesanal amor por la narración grafica con un trabajo de minuciosa investigación historiográfica de todos los aspectos inimaginables del Londres decimonónico.
Ya entrados los 90s trabaja en unos guiones para Spawn, muy mediocres por cierto, y League of the extrairdinari gentlements, tristemente llevada a la pantalla grande bajo el titulo de una película que ustedes recordaran como
Con motivo de la adaptación de Watchmen que Terry Guilian (Si: Terry Guilian!!!) estaría filmando con el guión adaptado a cargo del propio Moore, nos permitimos dejarles aquí la maxiserie completa para que se adentren en un mundo de superhéroes del que no se sale sin perder la ingenuidad. Una apocalíptica historia de héroes decadentes y miserables que no escapan al dramático designio de ser hombres interpelados por su responsabilidad histórica a la vez que atraviesan la encrucijada de su propio drama existencial.
Para muchos esta historia, junto a Barman, the return of the Drak Knight de Frank Miller son los arietes con los que el noveno arte vulnera los prejuicios sobre su descomunal capacidad narrativa, para demostrar de una vez por todas que como genero nada tiene de infantil o “menor”, como para que no se lo reconozca entre los grandes desarrollos estéticos del pasado siglo.
DESCARGAR AQUI:
www.badongo.com/file/8071230Don Alejandro Dolina es un personaje de lo mas extraño. Hedonista incontrastable, flaco chamuyero con verretines intelectualoides, pero por sobre todas las cosas un observador sagas que no puede dejar de suscitarnos la mas entusiasta ternura en su programa de todas las madrugadas.
Muy a pesar de su ego, su producción artística no busca lugares consagrados para prestigiarse.
Su primer libro no es otra cosa que la compilación de los maravillosos relatos ensayísticos que escribía en una revista. Su ultimo disco es la compilación de los radioteatros que monto en su programa radial. La opereta es un registro novedoso en donde convergieron dramaturgia, canción popular, actuación, invitados de lujo y muuucha magia.
Lo que hoy se me ocurrió colgar es el texto con el que finaliza su primer libro. Para quienes no han tenido oportunidad de leerlo esto equivale a comenzar a cenar por el postre. De todas formas no es menos apetecible...
La cosa es que no bien sale Countdown alla por 1992 el bueno de Marty aprovecha un impas para grabar su segundo álbum solista y experimentar con otra de sus pasiones (además de los Ramones), la música oriental...
Por si todo esto fuera poco, al estar grabando en un estudio de Japon, se encuentra alli mismo con uno de sus ídolos, Kitaro, el por aquel entonces, pope de los vangelirismos orientales.
Resultado: Scenes
Un disco ultra intimista y conmovedor. En el que el genio de Marty abandona los artilugios técnicos y pirotécnicos para dar rienda a fraceos sencillos y cargados de belleza y emotividd en 8 composiciones que rozan el new age sin incurrir en el minimalismo edulcorado y predecible.
Formidable para poner de fondo una tarde lluviosa en la que pinte encerrarte con tu chica a para perderse del mundo y compartir momentos de esos que tan bien hacen al espíritu...
-Soy Iranon y vengo de Airá, ciudad lejana que recuerdo vagamente, la que quiero encontrar otra vez. Soy cantor de canciones que aprendí en la lejana ciudad, y tengo por vocación producir belleza con las cosas recordadas de la niñez. Mi riqueza consiste en pequeños recuerdos y ensueños, y en esperanzas que canto en los jardines, cuando la luna es tierna y el viento de poniente agita los capullos de loto.
Cuando los hombres de Teloth oyeron estas cosas, conferenciaron en voz baja; pues aunque en la ciudad granítico no se oyen risas ni canciones, los hombres severos miran a veces, en primavera, hacia los montes karthianos, y piensan en los laúdes de la lejana Oonai, de la que hablan los viajeros. Y pensando de este modo, pidieron al extranjero que se quedase, y cantase en la plaza que hay delante de la Torre de Miin, aunque no les gustaba el color de su ropa destrozada, ni la mirra de su pelo, ni su guirnalda de hojas de vid, ni la juventud de su voz dorada. Iranon cantó por la tarde; y mientras cantaba, rezó un viejo, y un ciego dijo que veía un nimbo sobre la cabeza del cantor. Pero la mayoría de los hombres de Teloth bostezaron, y unos se rieron y otros se fueron a dormir; porque Iranon no dijo nada práctico, y sólo cantó sus recuerdos, sus sueños y sus esperanzas:
-Recuerdo el crepúsculo, la luna, las suaves canciones y la ventana donde me acunaron. Y ante la ventana pasaba una calle de luces doradas, donde las sombras danzaban sobre las casas de mármol. Y recuerdo el rectángulo de resplandor que la luna proyectaba en el suelo, distinto de todos los demás resplandores, y las visiones que danzaban en el claro de luna cuando mi madre cantaba para mí. Y recuerdo también el sol de la mañana, radiante, por encima de los montes multicolores del verano, y la fragancia de las flores que el viento del sur arrastraba, al tiempo que hacía cantar los árboles.
«iOh, Airá, ciudad de mármol y berilo, qué numerosas son tus bellezas! ¡Cuánto he amado las cálidas y fragantes florestas del otro lado del transparente Nithra, y las cascadas del pequeño Kra a su paso por el verdeante valle! En esas arboledas y en ese valle los niños se trenzaban guirnaldas unos a otros; y cuando llegaba el atardecer, soñaba yo extraños sueños bajo los tejos de la montaña, mientras contemplaba, por debajo de mí, las luces de la ciudad y los meandros de Nithra reflejando una franja de estrellas.
«En la ciudad había palacios de teñido y veteado mármol, con cúpulas doradas y pintados muros, y verdes jardines con estanques azules y fuentes cristalinas. A menudo, jugué en los jardines y vadeé los estanques y me tumbé entre las pálidas flores y soñé bajo los árboles. Y en el ocaso, subí a veces las empinadas calles de la ciudadela hasta la explanada, y contemplé Airá, la mágica ciudad de mármol y berilo, espléndida en su ropaje de dorada llama.
«Mucho hace que te añoro, Airá; porque era muy niño cuando marché al exilio. Pero mi padre fue tu rey, y por eso volveré a ti; porque así lo tiene decretado el Destino. Te he buscado por los siete países; sin embargo, algún día reinaré sobre tus arboledas y jardines, tus calles y tus palacios, y cantaré a los hombres que sepan lo que canto, y no se reirán ni me volverán la espalda. Porque yo soy Iranon, el que fuera príncipe de Airá».
Esa noche los hombres de Teloth alojaron al extranjero en un establo; y a la mañana siguiente fue a él un arconte y le dijo que buscase el taller de Athok el zapatero, y entrase de aprendiz.
-Pero yo soy Iranon, cantor de canciones -dijo-; y no tengo vocación de zapatero.
-Todos en Teloth deben traba'ar -replicó el arconte-; esa es la ley.
Entonces dijo Iranon:
-¿Por qué voy a trabajar? ¿Acaso no puedo vivir y ser feliz? Si tú trabajas sólo para trabajar más, ¿cuándo encontrarás la felicidad? Tú trabajas para vivir, pero ¿no está hecha la vida de belleza y de canciones? Y si no soportáis a los cantores entre vosotros, ¿dónde encontraréis los frutos de vuestro trabajo? El trabajo sin las canciones es como un viaje monótono y sin fin. ¿No sería más grata la muerte?
Pero el arconte era persona hosca y no lo comprendió, y amonestó al extranjero:
-Eres extranjero, y no me gusta tu cara ni tu voz. Las palabras que dices son blasfemas, pues los dioses de Teloth han dicho que es bueno trabajar. Nuestros dioses nos han prometido un cielo de luz, después de la muerte, donde gozaremos de un descanso interminable, y de una frialdad cristalina en la que nadie atormentará su mente con pensamientos, ni sus ojos con la belleza. Ve pues a Athok el zapatero, o márchate de la ciudad cuando se ponga el sol. Todos aquí deben servir; cantar es una estupidez.
Así, Iranon salió del establo, y recorrió las estrechas calles entre tenebrosas casas de granito, buscando algo verde, pues era todo de piedra. En las caras de los hombres todo eran ceños fruncidos; pero junto al dique de piedra a lo largo del perezoso río Zuro se encontraba sentado un niño de ojos tristes que contemplaba las aguas y observaba las verdes ramas cubiertas de yemas que la corriente traía de los montes. Y el niño le dijo:
-¿No eres tú, en efecto, el que dicen los arcontes que busca una lejana ciudad de un lejano país? Yo soy Romnod; tengo sangre de Teloth, pero no soy viejo como la ciudad de granito, y suspiro a diario por las cálidas arboledas y las tierras distantes de belleza y de canciones. Más allá de los montes Karthianos se encuentra Oonai, la ciudad de los laúdes y la danza de que hablan los hombres en voz baja, y dicen que es hermosa y terrible. Allí quisiera ir, si fuese lo bastante mayor como para encontrar el camino; y allí deberías ir tú, porque sus hombres escucharían tus canciones. Abandonemos la ciudad de Teloth y viajemos juntos por colinas primaverales. Tú me enseñarás los modos de viajar y yo escucharé tus canciones por la noche, cuando las estrellas una a una, infundan sueños a nuestras mentes soñadoras. Y quizá sea Oonai, la ciudad de los laúdes y la danza, la bella Airá que buscas; pues dicen que no has vuelto a estar en ella desde hace mucho tiempo, y los nombres cambian con frecuencia. Vayamos a Oonal, ¡oh Iranon, de dorada cabeza!, donde los hombres conozcan nuestros anhelos, nos acojan como hermanos, y no se rían ni arruguen el ceño ante aquello que decimos.
E Iranon contestó:
-Sea como dices, pequeño; si hay alguien en esta ciudad de piedra que añora la belleza, debe buscar las montañas y más allá. No te dejaré suspirando junto a este perezoso Zuro. Pero no vayas a pensar que impera el deleite y la comprensión al otro lado de los montes Karthianos, ni en ningún lugar al que puedas llegar en el espacio de un día, o de un año, o de un lustro. Verás: cuando yo era pequeño como tú, habité en el valle de Narthos, junto al frío Xari, donde nadie quería escuchar mis sueños; y me dije a mí mismo que cuando fuera mayor iría a Sinara, en la ladera sur, y cantaría a sonrientes camelleros del mercado. Pero al llegar a binara, encontré a los camelleros borrachos y salaces, y que sus canciones no eran como las mías; así que navegué en una barcaza por el Xari, hasta Jaren, la de as murallas de ónice. Y los soldados de Jaren se rieron de mí y me expulsaron; así que recorrí muchas otras :iudades. He visto Stethelos, situada bajo la gran catarata, y he contemplado las marismas donde en otro tiempo se alzó Sarnath. He estado en Thraa, en llarnek, y Kadatheron junto al río sinuoso Ai, y he vivido mucho tiempo en Olathoe, ciudad situada en el país de Lomar. Pero, aunque a veces he tenido auditorio, siempre ha sido escaso; y ahora sé que sólo me recibirán en Airá, la ciudad de mármol y berilo, donde mi padre gobernó en otro tiempo como rey. De modo que Airá será la ciudad que buscaremos; aunque también visitaremos Oonai, la ciudad de los laúdes situada al otro lado de los montes Karthianos, por si fuese Airá, aunque yo no lo creo. Inmensa es la belleza de Airá, y nadie puede hablar de ella sin emoción; en cambio de Oonai los camelleros hablan con recelo.
Al atardecer, iranon y el pequeño Romnod salieron de Teloth; y durante mucho tiempo anduvieron entre los montes verdes y las frescas arboledas. El camino era áspero y oscuro, y no parecía que fuesen a llegar jamás a Oonai, la ciudad de los laúdes y la danza; pero al oscurecer, cuando surgieron las estrellas, Iranon cantó a Airá y sus bellezas, y Romnod le escuchó, de forma que ambos fueron en cierto modo felices. Comieron abundantes frutas y bayas, y no se dieron cuenta del paso del tiempo, aunque sin duda transcurrieron muchos años. Creció el pequeño Romnod, y su voz se hizo profunda; aunque Iranon seguía siendo el mismo, y cubría sus dorados cabellos con hojas de vid y fragantes resinas de los bosques. Y un día sucedió que Romnod pareció más viejo que Iranon, aunque había sido más pequeño cuando éste le encontró en Teloth observando el paso de las verdes ramas cubiertas de yemas, desde el dique de piedra del perezoso Zuro.
Luego, una noche en que la luna era redonda, los viajeros llegaron a la cresta de una montaña y coiitemplaron desde lo alto las miríadas de luces de Oonai. Los campesinos les habían dicho que estaban cerca, pero Iranon vio que no era ésa su ciudad natal de Airá. Sus luces no eran como las de Airá, ya que eran chillonas y crudas, mientras que las de Airá brillaban suaves y mágicas, como brilló una vez la luna en el suelo, junto a la ventana, donde la madre de Iranon le acunó y arrulló con sus canciones. Pero Oonai era una ciudad de laúdes y danzas, así que Iranon y Romnod descendieron la empinada ladera en busca de aquéllos a quienes podían complacer sus canciones y sus sueños. Y cuando entraron en la ciudad, encontraron a los juerguistas coronados con guirnaldas de rosas que iban de casa en casa, se asomaban de los balcones y ventanas, escuchaban las canciones de Iranon, y le arrojaban flores y aplaudían cuando él terminaba. Entonces, por un instante, Iranon creyó haber encontrado a aquellos que pensaban y sentían como él; aunque esta ciudad no era ni la centésima parte de bella que Airá.
Al amanecer, Iranon miró a su alrededor con desaliento; porque las cúpulas de Oonai no eran doradas al sol, sino grises y lúgubres. Y los hombres de Oonai estaban pálidos a causa de sus orgías, y embotados por el vino, y eran muy distintos de los hombres de Airá. Pero dado que las gentes le habían arrojado flores y habían aclamado sus canciones, Iranon siguió en la ciudad, y con él Romnod, a quien gustaba el ambiente de fiesta de la ciudad y adornaba su oscuro cabello con rosas y mirto. Iranon cantaba a menudo por las noches para los juerguistas; pero iba como siempre, coronado con hojas de vid de las montañas, y recordando las calles de mármol de Airá y el Nithra transparente. Cantó en los salones decorados del monarca, sobre una plataforma de cristal que se alzaba sobre un piso que era de espejo; y al cantar, evocó escenas para los oyentes hasta el punto que les pareció que el suelo reflejaba aquellas cosas hermosas y antiguas y semiolvidadas, y no a los comensales enrojecidos por el vino que le lanzaban rosas. Y el rey le ordenó que se despojase de su púrpura harapienta, y le vistió de raso y de tejidos de oro, le adornó con anillos de verde jade y ajorcas de teñido marfil, le alojó en una cámara dorada cubierta de tapices, y le dio un lecho de dulce madera tallada, con doseles y colchas de seda bordada. Así vivió Iranon en Oonai, la ciudad de los laúdes y la danza.
No se sabe cuánto tiempo vivió Iranon en Oonai; pero un día, el rey llevó a palacio a un grupo de delirantes bailarinas del desierto lirarúo, y oscuros flautistas de Drinen de Oriente, y los juerguistas arrojaron a Iranon menos flores que a las bailarinas y a los flautistas. Y día tras día, aquel Romnod que había sido el niño de la granítico Teloth se fue embruteciendo más y más, y enrojeciendo de vino, al tiempo que soñaba cada vez menos, y escuchaba con menos placer las canciones de Iranon. Sin embargo, aunque Iranon se entristecía, no dejaba de cantar, y por las noches repetía sus sueños sobre Airá, la ciudad de mármol y berilo. Luego, una noche, el grueso y colorado Romnod, que roncaba pesadamente entre las sedas adormecedoras de su triclinio, murió retorciéndose mientras Iranon, pálido y flaco, cantaba para sí en un lejano rincón. Y cuando Iranon hubo llorado sobre la tumba de Romnod, y la hubo adornado con ramas verdes cubiertas de yemas, como las que Romnod solía amar, se despojó de las sedas y abalorios, y se fue, olvidado de las gentes de Oonai, la ciudad de los laúdes y la danza, vestido tan sólo con la púrpura andrajosa con la que había llegado; y nuevamente se adornó con hojas de vid de las montañas.
Iranon se encaminó hacia poniente, buscando aún su país natal, y a los hombres que podían entender y amar sus canciones y sus sueños. Y en todas las ciudades de Cydathria, y en las tierras del otro lado del desierto de Bnazie, los niños de alegre rostro se rieron de sus viejas canciones y de su andrajoso vestido de púrpura; pero Iranon seguía siendo joven, y llevando guirnaldas sobre su dorada cabeza mientras cantaba canciones sobre Airá, deleite del pasado y esperanza del futuro.
Y una noche llegó a la choza miserable de un viejo, sucio y encorvado pastor que guardaba rebaños en una ladera pedregosa que arrancaba desde una ciénaga. Y preguntó Iranon a este hombre, como había preguntado a muchos otros:
-¿Sabes decirme tú dónde puedo encontrar Airá, ciudad de mármol y berilo, donde discurre el cristalino Nithra, y donde las cascadas del pequeño Kra cantan a lo largo de los valles verdeantes poblados de tejos?
Y el pastor, al oírle, miró largamente a Iranon, como si recordase algo muy remoto; y estudió cada una de las facciones del desconocido, y su cabello dorado, y su corona de hojas de vid. Pero era muy viejo; y negando con la cabeza, replicó:
-¡Oh, extranjero, he oído efectivamente el nombre de Airá, y los otros nombres que has dicho, pero me vienen a la memoria como recuerdos de hace muchos años! Los oí en mi juventud de labios de un compañero de juegos, hijo de un mendigo, el cual tenía extraños sueños, y tejía largas historias sobre la luna y las flores y el viento de poniente. Solíamos reírnos de él, porque le conocíamos de nacimiento, y sin embargo, decía que era el hijo de un rey. Era hermoso como tú, pero lleno de ideas extrañas; un día, siendo pequeño, se fue en busca de gentes que escuchasen gustosas sus canciones y sus sueños. ¡Cuántas veces me cantó canciones sobre países que nunca existieron, y cosas que nunca existirán! Hablaba mucho de Airá; de Airá, y del río Nithra, y de las cascadas del pequeño Kra. Siempre decía que allí era tenido por príncipe, aunque todos conocíamos su nacimiento. Jamás ha existido la ciudad de mármol de Airá, ni nadie que pudiese deleitarse escuchando extrañas canciones, salvo en los sueños de mi antiguo compañero de juegos, Iranon, que ya no existe.
Y en el crepúsculo, cuando las estrellas salieron una a una, y la luna derramó sobre la ciénaga un resplandor como el que ven temblar los niños en el suelo, cuando es acunan por la noche, un hombre muy viejo se adentró en las mortales arenas movedizas, vestido de púrpura andrajosa, coronado de pámpanos marchitos, y mirando fijamente ante sí, como si contemplase las do:adas cúpulas de una hermosísima ciudad donde son Comprendidos los sueños. Y esa noche, en el viejo mundo, murió un poco de belleza y de juventud.
Trastorno | Grado |
---|---|
Paranoide | BAJO |
Esquizoide | BAJO |
Esquizotipico | BAJO |
Histrionico | BAJO |
Antisocial | BAJO |
Narcisista | BAJO |
Limite | BAJO |
Obsesivo | BAJO |
Dependiente | BAJO |
Evitador | BAJO |
medina. le escribo aquí sobre su encuesta, porque no puedo con mi genio de bruja manipuladora y quisiera hacer una observación a su bolsa de gatos de malos que ha propuesto.
Las historias occidentales, en tanto conllevan un proposito moralizador necesitan de malos y villanos. No sería posible relatar un cuento en el que el protagonista no tuviera un oponente al que derrotar. Los malos sirven para ofrecer un marco de referencia, en tanto permiten ver al heroe mas valiente, mas perseverente, mas bueno.
Una cosa es el malo estereotipo, el malo de cuento clasico: lo que lo hace malo es que encarna la maldad absoluta y su atmósfera cruel moviliza la trama. En historias como El señor de los anillos o He Man, los malos son “el mal”, la maldad como una fuerza inequívoca que moviliza a todos los personajes. De hecho estos malos no tienen rostro, ni a Sauron, ni a Esqueletor se los ve, pero estan onmipresentes y su accionar es la fuerza de maldad contra la que tienen que luchar los personajes. La lucha es en si misma redentora Tales elementos se repiten en casi todas las historias infantiles occidentales donde se representa la dualidad bien-mal y la lucha interior por la que transitan los personajes (sobre todo si son heroes) para alcanzar la felicidad.
Existe una figura mas compleja: el malo con ideologia, con propósitos personales que implican propinarle crueles desventuras a los otros. Estos son malos de una construcción mas avanzada. Lo que los hace malos es su papel dentro de la historia. Tal es el caso por ejemplo de Voldemort, el malo de Harry Potter, quien cree en una casta superior de magos que tienen que prevalecer y hacer pelota a todo el resto. Tal es el caso de Lord Vader, mi malo preferido (que al final se redime). Tal es el caso de Diana. Tal es el caso de Magneto. Los vuelve malos un propósito antagónico.
Pensar en Sigfried es pensar cual agencia representa al mal y cual al bien. Desconfio de una que se autodenomine Control y simpatizo mas con una llamada Kaos...
El señor Burns y Mauricio me parecen ejemplos parecidos... Son el estereotipo clásico de capitalista despiadado y sin ninguna clase de escrúpulos. Son bastante patéticos además, porque se los ve cobardes e incapaces de hacer muchas cosas por si solos... Pero creo que no debió incluirlos en la lista.
Confundir los malos nos puede llevar a construcciones tremebundas. Y ni pensar la consecuencia de nuestras posteriores elecciones.
Pero no es este el momento de profundizar en estos asuntos, el tema era complicar un poquito la cosa del comicio, de puro bruja malvada que soy.
le mando un cariño asi de grande.
8 de marzo de 2008 8:18